24.6.10

Rescate Vernacular


Si bien lo vernacular se refiere especialmente al idioma, o lengua; “Doméstico, nativo, de nuestra casa o país”. Tampoco se restringe a generar ciertos trasladamos referidos a otros lenguajes, los que a su vez se transforman en nuestro idioma; nuestro lenguaje visual por ejemplo, los que indudablemente van desvelando ciertas características de una localidad, desde allí lo vernáculo, que nos lleva a lo propio, especifico de un lugar.
Pensar en lo vernacular nos lleva también a encontrarnos con ciertas prácticas, personajes, lugares…todo aquello que construye nuestro imaginario de ciudad. En un recorrido por Concepción lo que a primera luz resalta, es sin duda su carácter más popular, con esto nos referimos a cierta característica un tanto kitsch, la que abarca desde, espacios; junto a la gráfica, como incluso con ciertos personajes. En relación a la gráfica encontramos por ejemplo los graffitis, la pintura mural, stencil y pegatinas dispuestas desde las micros hasta las calles, otro punto importante son los diseños a mano de distintos letreros, tanto de negocios -y sus respectiva publicidad- como también y por sobre todo de salones de belleza, los que aún mantienen esa estética de tipografía a mano, los que indican el nombre del centro junto a retratos delineados a contraluz, los que son pintados tanto sobre las ventanas como también sobre madera. Aunque también ya son comunes los locales escritos con tubos de luz con una suerte de caligrafía. Debido a esto mismo no podemos dejar de lado como la Galería Caracol, se ha transformado en una convención de peluquerías, las que compiten constantemente por ganarse como clientes a los transeúntes. Sin perder nuestro rumbo dentro de la gráfica, no podemos olvidar los puestos de comida de los mercados-centros de convención popular- en los que encontramos esta misma característica, por ejemplo el nombre de la pescadería junto a un pez o diseños marinos.
Otro punto que podemos rescatar son las micros de la ciudad, en las que se encuentran todo tipo de accesorios decorativos por parte del chofer, el que se encarga de “enchular su máquina”, el que agrega desde fotografías, stickers, osos de peluches, hasta zapatos de sus hijos, sin olvidar que nombran a sus “máquinas” con los nombres de los mismos, escritos o con calcomanías.

Por otra parte, fuera de lo bidimensional en la ciudad se encuentra otro punto importante parte de lo vernáculo; los personajes, en los que podemos mencionar, a “Pikachu”, hombre ciego disfrazado de este dibujo animado, que baila al son de canciones que pone en una radio cassetterera, y que en época navideña cambia su disfraz por el de viejo pascuero. También encontramos a los mimos, dos en particular, uno que se ubica siempre en Los Carrera el que junto a un caballo distrae a los conductores en el semáforo, mientras también aparecen los insistentes limpiaparabrisas, y el segundo; el que se ubica mayormente entre Aníbal Pinto y Barros Arana, punto céntrico de la ciudad, el que reúne mucho público, el que se esfuerza por burlarse del transeúnte y por molestar a los autos que pasan, sacando varias risas y monedas. Los que quieren sin duda sacar monedas a cambio de nada son los Punkis ubicados en el Frontis de la Casa del Arte, los que terminan haciendo sus necesidades en la escuela de arte, causando alboroto en algunas ocasiones.
En un plano más íntimo, encontramos a un personaje misterioso en la ciudad, es un hombre que vive en las afueras de una galería en la calle Tucapel, en una casa construida de desechos que ha encontrado en la calle, la mayor parte es nylon y cordeles, pitas y tubos de PVC. Este hombre la mayor parte del día se encuentra dentro de su vivienda, aunque sale a las horas de almuerzo ya que una señora del sector le provee de comida, aun así es de carácter fuerte, domina ese sector el que se ha ido ganando como consecuencia de su persistencia en ese lugar durante años. Por último y quizás de forma más cruda para entrar en esta clasificación, mencionaremos al Predicador de la Plaza de Armas, en que apasionado e insistentemente nos adentra en “la palabra del señor”.
Ahora bien podemos trasladarnos a cierta situación en donde más que considerarlos como personajes, son parte del paisaje penquista, con esto nos acercamos a los oficios urbanos, en el que cabe destacar a los Chichineros, los que alegran a la ciudad con sus ritmos y bailes, aunque cabe precisar que con el pasar del tiempo estos se han ido disolviendo, es más, antiguamente, recuerdo como pasaban por las poblaciones llevando sus canciones y sus remolinos en un afán de divertir a los niños del sector. Dentro de esta clasificación también encontramos al hombre del “Kino”, persona discapacitada visual, ubicado en el paseo peatonal Barros Arana, el que repite constantemente; “el Kino, se acumulo, acumuló”. Como este hombre también existe la mujer del Kino, señora muy emperifollada la que con voz siútica nos invita a comprar. Por el mismo Barros Arana como también en la diagonal Aguirre Cerda, se encuentran una gran variedad de artesanos, los que fabrican desde accesorios femeninos, cinturones, morrales como también figuras de madera.
En la Plaza Indepencia y sus alrededores podemos encontrar variados oficios que contribuyen con nuestro paisaje vernacular, como por ejemplo los hombres que se ubican alrededor de la plaza junto a sus caballos falsos, para fotografiar a los niños, estos han estado durante más de 20 años en ese lugar y casi todo penquista tiene una foto familiar junto al caballo. Cerca de ellos se encuentran los lustrabotas, que como los anteriores han estado durante años lustrando zapatos y se han ganado la confianza de sus clientes. Por este mismo recorrido a las afueras de la Aula Magna de la Universidad Católica, encontramos a una señora que se dedica a tejer a palillo y a crochet, con lanas de distintos colores, confeccionando cintillos, flores y otros monitos. Para terminar, encontramos en el Paseo Peatonal Barros Arana al pintor de cuadros al óleo, el que esta diariamente pintando al aire libre.


Más que cierto rescate de la gráfica y de ciertos personajes, nos acercaremos a las prácticas las que tienen una directa relación con ciertos espacios. De esta manera, abordando la ciudad desde su centro, es decir su noción de cuidad universitaria, y como esta por ejemplo se organiza al ritmo estudiantil, como el fluir de los estudiantes les da energías a la ciudad y como estas mismas se disuelven en las épocas de verano, como su ausencia silencia, vacía y aletarga la ciudad cuando hace más calor, la que se apaga hasta inicios de marzo. Junto y cómo consecuencia que trae esta actividad característica de la ciudad, podemos ver como algunos espacios son apropiados con la vida universitaria, entregándoles vida. Por ejemplo podríamos mencionar las repletadas de la Plaza Perú los viernes por la tarde-noche, lugar de reunión, punto de encuentro, a su vez encontramos los pubs, es decir, como los locales nacen y renacen junto a los estudiantes, los que se preparan para recibir el año académico según las necedades juveniles, desde locales, tiendas, fotocopiadoras, negocios, panaderías, lugar de colaciones etc. Los que tienen un notable ingreso durante el año académico, donde existe cierta especie de retroalimentación, las que sin duda colabora con la ciudad. Un lugar que cabe mencionar es el local “Kamadi”, que es como el “paraíso del copete”, además de punto de encuentro debido a su cercanía a la casa de estudios de la UDEC.
La presencia de los universitarios es importante en el plano de Concepción pero tampoco podemos dejar de lado los llamados pingüinos, los que se apropian de lugares como punto de encuentros céntricos luego de clase como lo es la llamada “parada de los tontos”, ubicado en el paseo peatonal, como también de calles como Exeter, o el pasaje Cervantes. A su ves los pingüinos y los universitarios generan las grandes masas en las afueras del Teatro de la Universidad de Concepción debido a la gran cantidad de licenciaturas que se programan a fines de año.
Volviendo un punto más atrás, si hablamos de punto de encuentro en general necesitamos mencionar el “Hush Puppies” que es a la salida de esa tienda, que queda en la esquina de Barros con Aníbal Pinto, también el “Portal” que en el frontis de Falabella, y por último el Boulevard Gascón.

Lo interesante de todo lo anterior, está en cómo re-descubrimos lo que conforma nuestro paisaje vernacular, los que sin duda es parte de nuestra memoria penquista, como también parte de nosotros mismos, pero que a veces se vuelve oculto a vista de los mismos ya que de cierta manera se acostumbran y los dejan de ver. Pero que sin duda reparamos en ese escenario, nos daremos cuenta como se desarrolla y transforma lo que conforma nuestro rescate vernacular, lo que termina siendo también de gran interés para los foráneos.

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